En el ámbito del consumo masivo, las masas congeladas están experimentando una tendencia hacia lo auténtico y el regreso a los orígenes. Según expertos del sector, es fundamental enfocarse en productos que sean naturales, autóctonos y que narran una historia propia. Estos aspectos se suman a criterios ya establecidos como la preferencia por una alimentación más sana (evitando componentes artificiales), la facilidad de preparación, procesos de producción eco-amigables (con atención al impacto ambiental), y la creciente preferencia por ingredientes orgánicos en su fabricación.
La revalorización de recetas ancestrales y el uso de «masas madre» se ven impulsados por avances en investigación e innovación, resultando en notables mejoras en términos de calidad y coste. A esto se le une el auge de ciertos hábitos de consumo y la reinvención de productos como las hamburguesas, que disfrutan de un renacimiento tanto en restaurantes como en el hogar, con el pan emergiendo como un componente crucial para los consumidores, solo superado por la calidad de la carne.
Adicionalmente, se destaca la importancia de la salud al incorporar ingredientes como semillas de espelta, chía o maíz, que contribuyen con vitaminas, minerales, y fibra, y presentan un bajo procesamiento, certificados con sellos de calidad. Estas adiciones responden a las demandas de consumidores, especialmente los Millennials, que buscan no solo cuidar su dieta sino también explorar nuevos sabores y culturas.
Según Felipe Ruano, presidente de la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (Asemac), las demandas actuales convergen en la búsqueda de mayor calidad, aspecto atractivo y productos elaborados mediante procesos tradicionales que incluyen ingredientes naturales como la masa madre. Los departamentos de I+D+i de las empresas asociadas se esfuerzan por satisfacer estas exigencias, orientándose hacia productos más saludables, naturales, integrales, y de especialidad.
Sin embargo, el consumo de pan sigue en descenso
Según datos recientes de Asemac, basados en estadísticas del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama), el consumo de pan en los hogares ha disminuido un 2,46% en comparación con el año anterior. La mayor parte del consumo corresponde a pan fresco/congelado, mientras que el pan industrial representa una menor fracción del total.
En cuanto al consumo per cápita, se registraron 32,54 kilos por persona y año, con un gasto asociado de 78,12 euros, mayoritariamente destinado al pan fresco/congelado.
Por regiones, Andalucía lidera el consumo, seguida por Cataluña, Madrid, Valencia y Galicia, mientras que Galicia encabeza el consumo per cápita, seguida por Navarra y otras comunidades. Madrid y Baleares presentan los menores índices de consumo per cápita.
Ante el desafío de revertir la tendencia decreciente en el consumo de pan, que persiste desde hace tres décadas, Asemac promueve la iniciativa «Pan cada día», enfocada en mejorar la percepción del pan entre los consumidores y destacar sus beneficios dietéticos, apoyándose en diversos estudios científicos.